lunes, 4 de octubre de 2010

Testigo centenario de nuestra historia

Reportaje publicado por El Sol de Hidalgo el 15 de septiembre 2010

http://www.oem.com.mx/elsoldehidalgo/notas/n1782873.htm

Por Aída Suárez

Pachuca, Hidalgo.- Fuerte y robusto, el Reloj Monumental cumple su primer centenario. La cantera de la torre, un poco pasada por el tiempo. Las esculturas que la perfilan, señoriales ellas. Su maquinaria sigue intacta, pulsando el corazón de esta Pachuca.
Marca las horas de sus habitantes; sus vecinos reclaman cuando lo ven inexacto. La gente se ha apropiado de él. Es el latido de esta ciudad.
La Plaza Independencia antes fue de las Diligencias, con otro entorno, otra vista, otra época.
El Reloj Monumental de Pachuca ha soportado hasta los cambios de ideología, desde el Porfiriato en que fue construido. Hoy, con la modernidad, se construyen puentes y viaductos.
Pero el Reloj, en su Centenario, recuerda la Independencia (1810), la Libertad (1821), la Constitución (1857) y la Reforma (1859). Hoy, 2010, ¿qué será? Su nueva etapa se enmarca desde el 2008 en que fue restaurado.
Ana Beatriz Cruz Ramírez, directora de Turismo de Pachuca, habla: "La restauración del Reloj fue de casi un año, con un costo de 11 millones y medio de pesos; fueron cambiadas piezas originales, limpieza con químicos especiales para extraer manchas; resanes a los 400 impactos de bala en las 4 caras de reloj, retiro de nidos de palomas; limpieza de las campanas; cambio del piso de mármol de la base del Reloj".
Recordó que los encargados de la restauración fueron Benito Artigas Hernández y María Luisa Malo Carús, y participaron integrantes del Comité Técnico del Centro Histórico y Patronato para la Conservación y Rescate del Centro Histórico, Tonatiuth Herrera Gutiérrez e Isaac Ramírez Mayer, y el entonces alcalde Omar Fayad. Fue reinaugurado por el gobernador Miguel Osorio el 15 de septiembre de 2008.
LOS RELOJEROS
Los relojeros han participado de manera entusiasta en el cuidado de la maquinaria que fue fabricada en la empresa inglesa Dent, donde nació la del Big Ben.
Guillermo Barragán, Víctor Acosta y Jorge Olguín, entre otros, han mantenido impecable la maquinaria. Han sido responsables de que las manecillas caminen con exactitud. Todo ahí debe ser precisión.
Jorge Olguín vivió la restauración de la torre y los cambios favorables que se hicieron en su interior. Recuerda que su abuelo, Daniel Olguín, quien fuera alcalde de Pachuca hace varias décadas, realizó diferentes acciones para mantener en buen estado el que se ha convertido en icono de la ciudad.
Hace 25 años, Víctor Acosta dijo a esta reportera: "Tenemos muchos proyectos para que el monumento se encuentre en mejores condiciones". Mencionó la construcción de una escalera, cubrir los impactos de bala, proteger la cúpula. Hace 25 años eran ilusiones. Nunca pensó en todas las acciones que se harían.
Por su parte, Jorge Olguín da cuenta de todas las veces que buscó arreglar, resolver, mejorar, mantener la torre. De cómo, incluso, hace algunos años, al hacerle arreglos a las campanas, se cayó y perdió el conocimiento. No sabe cuánto tiempo pasó tirado, solo, a cuarenta metros de altura, en el campanario.
Hasta hace algunos años, para subir hasta del balcón del campanario eran 110 escalones, 30 de ellos de acero y el resto de andamios de madera. Éstos han cambiado por escalera de metal, lo que favorece el ascenso tanto para realizar trabajos de mantenimiento como para los visitantes.

LA PLAZA, LA TORRE
En 1841 fue Plaza de las Diligencias, y desde enero de 1869 se convirtió en Plaza Independencia.
Muchas horas trabajaron 35 canteros en la primera etapa y 29 en la segunda.
El monumento fue edificado en cuatro cuerpos, de estilo neoclásico, con un remate de cobre fabricado en Monterrey; fue construido en cantera blanca, con una altura de 40 metros.
El primer cuerpo presenta cuatro puertas; el segundo, al que se llega por una escalera de caracol, con balcones por cada lado. En el tercero se aloja la maquinaria del reloj. En el último se encuentran las carátulas, cada una enmarcada por un águila de alas abiertas; es rematado por una cúpula de cobre y no de bronce, como mucho se ha dicho.
La Plaza Independencia ha tenido remodelaciones, la anterior en el trienio del alcalde Mario Viornery Mendoza, quien construyó la pérgola, bancas, macetones y barandales de cantera.
Hoy se moderniza integrada al centro histórico de Pachuca. Se realiza el ocultamiento de cables y otras obras de restauración.
Restaurantes, hoteles, cafeterías, bancos, oficinas y otros comercios son observados desde el balcón. Incluso la mina del Cuixi, los cerros de San Cristóbal, La Magdalena y Santa Apolonia, donde se encuentra el Cristo Rey; el de Cubitos y de las Navajas, donde se levanta el asta bandera.
Entre los edificios históricos, La Palanca, donde operó el diario El Observador; el que fue Hotel Greenfell y ahora es Gran Independencia, a donde llegaban las diligencias.
Desde el campanario se puede observar el panorama de una ciudad minera que cuenta su pasado y va escribiendo su presente, cambios y desarrollo.

LA MAQUINARIA
Al llegar de Inglaterra, tanto el carillón como la maquinaria fueron depositados en el templo de La Asunción, y después en la casa de Francisco Rule, que desde hace unos 15 años es la Presidencia Municipal de Pachuca. Ahí permaneció tres años hasta ser colocada en el monumento.
Por cierto, dice la investigación del cronista Juan Manuel Menes que fueron malacateros y ademadores de la compañía minera de San Rafael quienes subieron el carillón y la cúpula de cobre.
Su costo fue de 300 mil pesos oro, aproximadamente. Su vestido es de cantera de Real del Monte y su corazón, la maquinaria donde fabricaron el Big Ben.

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